JOAQUÍN BADAJOZ
NOV 30, 2023
Cada diciembre las coordenadas del arte se reajustan para que su meridano cero pase por Miami Beach, una ciudad balneario que nadie hubiera apostado a que sería uno de sus epicentros hace poco más de dos décadas. Es la semana de Miami Art Week y más de veinte ferias, miles de galerías, colecciones de arte e instituciones, y más de 80,000 visitantes gravitan entorno a la energía centrípeta que genera Art Basel Miami Beach, la versión americana (y americanizada) de la prestigiosa feria suiza, una actividad que también se traduce en un impacto económico anual de alrededor de 500 millones de dólares para esta región.
“Desde que se concibió la feria de Art Basel Miami Beach fue con vistas a abrirse a un diálogo más amplio y establecer una relación más estrecha entre lo que llaman en Estados Unidos las Américas. Ese ha sido un punto medular de esta feria: haberse enfocado en establecer relaciones entre el norte y el sur del continente”, explica Magalí Arriola, curadora del sector Meridians, el pabellón dedicado a las obras a gran escala, instalaciones monumentales, pinturas y performances. “El nombre de Meridians de hecho viene de ahí, alude a las líneas meridianas que unen al norte del planeta con el sur. Esa es una de las características más marcadas del perfil de esta feria”, añade.
Arriola, quien tiene una gran trayectoria internacional como crítico de arte y curadora independiente ha tenido una relevante carrera dentro de instituciones mexicanas como el Museo de Arte Carrillo Gil (1997-2000), la Fundación Jumex Arte Contemporáneo (2011-2014), y en estos momentos es directora del Museo Tamayo Arte Contemporáneo del que fue su curadora jefe del 2009 al 2011, nos compartió en una plática exprés una valoración del sector que ella coordina y de estos cinco años de trabajo en Art Basel Miami Beach, así como sus recomendaciones de algunas obras que se exhiben en esta edición que no debes perderte.
1. ¿Cómo surgió Meridians y qué te decidió a aceptar esa posición?
El sector está basado en uno que existe en Basel, que se llama este Unlimited. Es un sector que tiene las mismas características, piezas de gran formato, y Art Basel quiso replicarlo dentro del contexto de la feria de Miami Beach. Me hicieron la invitación para que me hiciera cargo y lanzarlo de la mano con ellos en 2019. Lo que me decidió es que Art Basel es, como sabemos, la feria más importante de arte a nivel global, con un enorme reconocimiento y un gran poder de convocatoria. Este es un sector que, al arrancar, tenía que posicionarse y era un reto grandísimo; pero me parecía que valía muchísimo la pena, más aún porque yo nunca había trabajado a esta escala. La oferta llegó antes de que yo empezara a dirigir el Museo Tamayo, y acepté inmediatamente porque representaba también una oportunidad única para trabajar con un amplio abanico de artistas y galerías.
Otra cosa es que me permite —y casi te diría que me obliga— a mirar una serie de propuestas que cuando trabajas en una institución no forzosamente tienes en la mira. Esa es la parte más gratificante, el que me da la oportunidad de descubrir distintas perspectivas en el arte.
2. ¿Qué papel juegan los espacios comisariados dentro de las ferias de arte internacionales?
Creo que este tipo de espacios han funcionado muy bien para darle otro tipo de articulación a las ferias, como también han funcionado en ese sentido, por ejemplo, los espacios dedicados a conferencias y charlas, que complementan lo que presentan las galerías en cada uno de los stands. Son como una especie como de pausa mental para el visitante. Y por visitante entiendo tanto el público en general como a un público especializado. Tendemos a asociar las ferias únicamente con el mercado y el coleccionismo, lo cual es cierto, pero no son solo eso. Son también la oportunidad para los profesionales que trabaja en instituciones, para los artistas, para los estudiantes en arte, por ejemplo, de acceder a propuestas globales que no siempre es fácil conocer y experimentar de primera mano.
En ese sentido, los espacios curados contribuyen a mostrar una amplitud de propuestas artísticas mediadas por la perspectiva de un curador. Esta una capa más que se le agrega al diálogo con la propia práctica de los artistas. No es un filtro, no creo que el papel del curador sea filtrar al llevar a cabo una selección para establecer; se trata más bien de una suerte de acompañamiento, una mediación [entre el artista y el espectador]. Esto, me parece, es una parte medular en el trabajo que hacemos los curadores.
3. Este año tienes bajo tu supervisión alrededor 19 proyectos, ¿cómo es el proceso de selección?
Es un proceso muy largo, que parte de una convocatoria abierta a las galerías que participan en la feria. Muchas de las galerías aplican con artistas y proyectos que les interesa mostrar y que responden a los requerimientos del sector, al tiempo que yo establezco un diálogo con estas y otras más a las que invito a aplicar con cierto artista o con determinadas obras que, por ejemplo, pude haber encontrado en algún otro contexto, y que me parece que son pertinentes para el perfil del sector. Sin embargo, son muchos los factores que determinan si una pieza, un artista o una galería están en condiciones de participar porque —como en otros contextos— existen una serie de coyunturas como el que una pieza esté disponible o el que la agenda del artista le permita elaborar un proyecto nuevo. Una vez que tenemos el conjunto de aplicaciones, los presento ante el comité de selección quien, tras un diálogo intenso en el que yo participo, es quien lleva a cabo la votación.
4. Mirando en retrospectiva tu trabajo de cinco años, ¿qué proyectos de los que has exhibido te han parecido imprescindibles?
El primer año exhibimos Pinwheel (1977), un performance muy temprano de Tina Girouard, una artista norteamericana que ya falleció. Muy cercana a Gordon Matta-Clark, trabajó también con el movimiento Pattern and Decoration y desarrolló una práctica realmente interesante. Este performance que presentamos fue muy clave para reposicionar su trabajo. También exhibimos el primer año una pieza multicanal espectacular de Isaac Julien sobre Lina Bo Bardi [Lina Bo Bardi-A Marvellous Entanglement]. Era una videoinstalación con nueve pantallas que revisaba la vida y obra de la arquitecta brasileña. Otro proyecto que para mi fue un descubrimiento fue la pintura monumental de Maxwell Alexandre, un artista brasileño que ya circulaba en la escena local y que yo desconocía. El año pasado exhibimos a rafa esparza, un artista de Los Ángeles que presentó su performance [Corpo RanfLA: Terra Cruiser] en el que transforma su cuerpo en un low rider, estos coches modificados tan centrales para la cultura chicana. Concibió una estructura montada sobre un aparato de caballito mecánico para niños, de esos que se activan por 25 centavos, dentro de la cual él se introducía e invitaba a personas del público a cabalgarlo, al tiempo que escuchaban un texto sobre temas identitarios y raciales. Otra pieza indispensable es la obra Birth (1984) de Judy Chicago que exhibimos también el año pasado, de su serie sobre la maternidad, que coincidió con la cancelación de una gran parte de los derechos de las mujeres al aborto en Estados Unidos. Otra gran artista que para mí fue un descubrimiento, es Jacqueline de Jong [Meridians exhibió su tela monumental pintada por ambos lados The backside of existence (1992)] una de las contadísimas artistas que trabajó con los situacionistas y luego desarrolló su propia vena pictórica.
5. Cuéntame alguna anécdota gratificante de tu trabajo en ABMB
Pues el trabajo de Tina Girouard que te mencionaba anteriormente lo descubrí en Meridians. Fue una obra que me impactó mucho, y empecé a investigar más sobre la artista. Resulta que fue la primera mujer que expuso en el Museo Tamayo en México [en 1983]. Es algo completamente anecdótico, pero me parece muy importante.
6. Si tuvieras que escoger tres proyectos que los visitantes no deben perderse en el sector Meridians este año, ¿cuáles serían?
Estoy muy contenta con la selección de este año. Pero una obra que me parece imprescindible es el de Ja’Tovia Gary, una artista afroamericana con un trabajo muy potente y original que toca temas muy relevantes en la actualidad. The Bluest Eyes (Los ojos más azules) es una videoinstalación basada en una novela de Toni Morrison de 1970 sobre la relación de una niña afroamericana con el canon de belleza de las personas blancas. Es un tema que se ha tratado bastante pero creo que la manera en que Gary lo ha abordado va a dar mucho de qué hablar.
También está Eric N. Mack con una obra muy sólida. Es una pieza que se desenvuelve en el espacio tridimensional, una suerte de instalación que echa mano de ropa y telas recicladas, pero que concibe como una derivación de la pintura. Mack a través de su práctica está repensando cómo se articulan distintos géneros artísticos, y la manera en que otras manifestaciones culturales, como por ejemplo la moda, informan también al arte contemporáneo.
Luego, te diría que a diferencia de otros años, hay muchas piezas de artistas históricos, lo cual me parece también que abre un diálogo muy interesante. Te mencionaría tres o cuatro. Hay dos pinturas monumentales de dos artistas norteamericanos, Alan Shields y Lee Mullican, un inflable gigante del artista coreano Seung-taek Lee, y también está Alfredo Ramos Martínez, un boceto de uno de sus murales en Scripps College en California.
7. ¿A través de los años has visto que predomine algún género o práctica sobre otras?
Creo que ha variado mucho a lo largo de los años. En la primera edición de Meridians había de todo un poco. Los siguientes años predominó la pintura, pero creo que fue un fenómeno que se dio en general en la escena artística, y Meridians es un sector que siempre responde a producción de los artistas. Este año de nuevo tenemos proyectos de formatos muy diversos. En términos generales hemos buscado darle mucho más presencia al performance que es una de las prácticas que en este contexto no es siempre fácil mostrar debido la limitada capacidad de atención de la gente, el ruido y la distracción visual que existe en una feria. Pero creo que ha funcionado bien y le ha dado otra dimensión a Meridians. Así que es otro punto positivo.
JOAQUIN BADAJOZ
NOV 30, 2023
Every December the coordinates of art are readjusted so that its zero meridian passes through Miami Beach, a spa city that no one would have bet would be one of its epicenters just over two decades ago. It's Miami Art Week and more than twenty fairs, thousands of galleries, art collections and institutions, and more than 80,000 visitors gravitate towards the centripetal energy generated by Art Basel Miami Beach, the American (and Americanized) version of the prestigious Swiss fair, an activity that also translates into an annual economic impact of around 500 million dollars for this region.
“Since the Art Basel Miami Beach fair was conceived, it was with a view to opening up to a broader dialogue and establishing a closer relationship between what they call the Americas in the United States. That has been a core point of this fair: having focused on establishing relationships between the north and the south of the continent,” explains Magalí Arriola, curator of the Meridians sector, the pavilion dedicated to large-scale works, monumental installations, paintings and performances. . “The name Meridians actually comes from there, it refers to the meridian lines that connect the north of the planet with the south. That is one of the most marked characteristics of the profile of this fair,” she adds.
Arriola, who has a long international career as an art critic and independent curator, has had a relevant career within Mexican institutions such as the Carrillo Gil Art Museum (1997-2000), the Jumex Arte Contemporáneo Foundation (2011-2014), and in Currently, she is the director of the Tamayo Museum of Contemporary Art, of which she was its chief curator from 2009 to 2011. In an express talk, she shared with us an assessment of the sector that she coordinates and of these five years of work at Art Basel Miami Beach, as well as her recommendations. of some works exhibited in this edition that you should not miss.
1. How did Meridians come about and what made you decide to accept that position?
The sector is based on one that exists in Basel, which is called this Unlimited. It is a sector that has the same characteristics, large-format pieces, and Art Basel wanted to replicate it within the context of the Miami Beach fair. They invited me to take charge and launch it hand in hand with them in 2019. What decided me is that Art Basel is, as we know, the most important art fair globally, with enormous recognition and great drawing power. This is a sector that, when starting out, had to position itself and it was a huge challenge; but it seemed to me that it was very worth it, even more so because I had never worked on this scale. The offer came before I started directing the Tamayo Museum, and I immediately accepted because it also represented a unique opportunity to work with a wide range of artists and galleries.
Another thing is that it allows me—and I would almost say it forces me—to look at a series of proposals that when you work in an institution you do not necessarily have in mind. That is the most rewarding part, the one that gives me the opportunity to discover different perspectives in art.
2. What role do curated spaces play within international art fairs?
I think that these types of spaces have worked very well to give another type of articulation to the fairs, as they have also worked in that sense, for example, the spaces dedicated to conferences and talks, which complement what the galleries present in each of them. the stands. They are a kind of mental break for the visitor. And by visitor I understand both the general public and a specialized public. We tend to associate fairs solely with the market and collecting, which is true, but they are not just that. They are also the opportunity for professionals who work in institutions, for artists, for art students, for example, to access global proposals that are not always easy to know and experience first-hand.
In that sense, the curated spaces contribute to showing a breadth of artistic proposals mediated by the perspective of a curator. This is another layer that is added to the dialogue with the artists' own practice. It is not a filter, I do not believe that the role of the curator is to filter when carrying out a selection to establish; It is rather a kind of accompaniment, a mediation [between the artist and the viewer]. This, it seems to me, is a core part of the work we curators do.
3. This year you have around 19 projects under your supervision, what is the selection process like?
It is a very long process, which starts with an open call to the galleries participating in the fair. Many of the galleries apply with artists and projects that they are interested in showing and that respond to the requirements of the sector, while I establish a dialogue with these and others that I invite to apply with a certain artist or with certain works that, for For example, I could have found it in some other context, and which I think are relevant to the sector profile. However, there are many factors that determine whether a piece, an artist or a gallery is in a position to participate because—as in other contexts—there are a series of situations such as whether a piece is available or whether the artist's agenda requires it. allows you to create a new project. Once we have the set of applications, I present them to the selection committee who, after an intense dialogue in which I participate, is the one who carries out the vote.
4. Looking back on your five years of work, what projects that you have exhibited have seemed essential to you?
The first year we exhibited Pinwheel (1977), a very early performance by Tina Girouard, a North American artist who has since passed away. Very close to Gordon Matta-Clark, she also worked with the Pattern and Decoration movement and developed a really interesting practice. This performance that we presented was very key to repositioning his work. We also showed the first year a spectacular multi-channel piece by Isaac Julien about Lina Bo Bardi [Lina Bo Bardi-A Marvelous Entanglement]. It was a video installation with nine screens that reviewed the life and work of the Brazilian architect. Another project that was a discovery for me was the monumental painting by Maxwell Alexandre, a Brazilian artist who was already circulating on the local scene and who I was unaware of. Last year we exhibited Rafa Esparza, an artist from Los Angeles who presented his performance [Corpo RanfLA: Terra Cruiser] in which he transforms his body into a low rider, these modified cars so central to Chicano culture. He conceived a structure mounted on a mechanical horse device for children, one of those that can be activated for 25 cents, inside which he would enter and invite people from the public to ride it, while listening to a text on identity and racial issues. Another indispensable piece is the work Birth (1984) by Judy Chicago that we also exhibited last year, from her series on motherhood, which coincided with the cancellation of a large part of women's rights to abortion in the United States. Another great artist who was a discovery for me is Jacqueline de Jong [Meridians exhibited her monumental canvas painted on both sides The backside of existence (1992)], one of the very few artists who worked with the Situationists and later developed her own pictorial vein.
5. Tell me a rewarding anecdote about your work at ABMB
Well, I discovered the work of Tina Girouard that I mentioned before in Meridians. It was a work that had a great impact on me, and I began to research more about the artist. It turns out that she was the first woman to exhibit at the Tamayo Museum in Mexico [in 1983]. It is something completely anecdotal, but it seems very important to me.
6. If you had to choose three projects that visitors should not miss in the Meridians sector this year, what would they be?
I am very happy with this year's selection. But a work that seems essential to me is that of Ja'Tovia Gary, an African-American artist with very powerful and original work that touches on very relevant themes in the present. The Bluest Eyes is a video installation based on a 1970 novel by Toni Morrison about an African-American girl's relationship with the canon of beauty of white people. It is a topic that has been discussed a lot but I think the way Gary has approached it is going to give a lot to talk about.
There is also Eric N. Mack with a very solid work. It is a piece that unfolds in three-dimensional space, a kind of installation that uses recycled clothing and fabrics, but which he conceives as a derivation of painting. Through his practice, Mack is rethinking how different artistic genres are articulated, and the way in which other cultural manifestations, such as fashion, also inform contemporary art.
Then, I would tell you that unlike other years, there are many pieces by historical artists, which also seems to me to open a very interesting dialogue. I would mention three or four. There are two monumental paintings by two American artists, Alan Shields and Lee Mullican, a giant inflatable by the Korean artist Seung- taek Lee, and there is also Alfredo Ramos Martínez, a sketch of one of his murals in Scripps College in California.
7. Over the years have you seen any genre or practice predominate over others?
I think it has changed a lot over the years. In the first edition of Meridians there was a little bit of everything. The following years painting predominated, but I think it was a phenomenon that occurred in general in the art scene, and Meridians is a sector that always responds to the production of artists. This year again we have projects of very diverse formats. In general terms we have sought to give much more presence to the performance, which is one of the practices that in this context is not always easy to show due to people's limited attention span, noise and visual distraction that exists at a fair. But I think it has worked well and has given another dimension to Meridians. So that's another positive point.